La Inteligencia Artificial (IA) se va asentando como una herramienta esencial en la odontología contemporánea, hasta el punto de que los profesionales están transformando su manera de diagnosticar, planificar y tratar a sus pacientes. Gracias a algoritmos muy avanzados ya podemos detectar caries, gingivitis, periodontitis, o lesiones óseas con una precisión que antes no era posible de alcanzar. 

¿Cómo? A partir de radiografías digitales y escáneres 3D

Los sistemas de IA también permiten diseñar prótesis, alineadores y restauraciones a medida con una exactitud milimétrica, acortando mucho el tiempo de trabajo y mejorando la experiencia del paciente. Además, como también se están automatizando las tareas administrativas, los odontólogos se liberan de un peso para centrarse en la atención clínica, ya que la gestión de historiales o la programación de citas ya no les corresponde.

Diversas universidades y clínicas ya integran estas tecnologías en su práctica diaria, con los avances de una odontología más preventiva, predictiva y personalizada. La IA no sustituye al profesional, sino que amplifica, como un altavoz, su capacidad de decisión, y de ofrecer diagnósticos más fiables y tratamientos más eficaces. En definitiva, la Inteligencia Artificial está marcando un antes y un después del siglo XXI en la salud bucodental.

Y ¿cómo se detecta una caries a través de un escáner 3D?  A través de la combinación del poder de la imagen digital de alta resolución con el análisis automatizado por Inteligencia Artificial (IA). En resumen:

El escáner 3D capta la estructura dental con gran detalle.

La IA analiza esos datos buscando irregularidades y fallos microscópicos.

El resultado es una detección más temprana, objetiva y personalizada que complementa los métodos radiográficos tradicionales.